Como a mí eso de narrar las cosas en orden cronológico me va más bien poco, empezaré por este viaje (que casualmente es el último hasta la fecha), ya que hace bien poquito Gabriel, uno de mis compañeros en esta aventura, me pasó las fotos.
La verdad es que Varsovia, a priori, no presenta ningún atractivo turístico importante, para eso ya están otras ciudades polacas como Cracovia. Tiene sus cosas que ver, claro está, como la mayoría de las ciudades, pero no son de esas cosas que quedarán en tu retina para siempre.
Por otro lado está la ciudad en sí, con ese estilo soviético tan característico. Grandes avenidas con aceras muy anchas que llegan a plazas, que más que plazas, son explanadas. Todo ello franqueado por edificios muy sólidos, adornados únicamente con motivos comunistas como la hoz y el martillo.
Y por último, pero no menos importante, está la gente. Por supuesto Alex y María Jesús, que nos trataron estupendamente (tan bien nos trataron que igual hasta vuelvo a visitarles, jejejejeje), al igual que sus amigos de allí. Pero cuando yo hacía mención a la gente, me refería a la población local, a los polacos. Me llevé la sensación de que era una gente muy abierta y cercana (algo de lo que podían aprender algunos que yo me sé).
Un gran viaje y una gran compañía.
1 comentario:
Y lo simpáticos que son nuestros suequitos...
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