domingo, 13 de marzo de 2011

Varsovia (Febrero 2011)

Ya iba siendo hora de que me pusiese al día con los viajes, que como dicen por ahí "esto ya parece un blog de cocina", pues casi casi, jejejejejeje, pero entre plato y plato he seguido viajando, y bastante, y sobre todo, más aún que pienso viajar. Seguiré viajando mientras el cuerpo (y la dotación) aguanten.

Como a mí eso de narrar las cosas en orden cronológico me va más bien poco, empezaré por este viaje (que casualmente es el último hasta la fecha), ya que hace bien poquito Gabriel, uno de mis compañeros en esta aventura, me pasó las fotos.

¿Y qué se nos perdió a nosotros en Varsovia? pues se nos perdió Alex, otro compañero informático por el mundo. Tras su visita por Estocolmo, yo no podía ser menos, así que busqué algo que saliese un poquito "achuchado" de precio y me fui para allá. Gabriel, como no se pierde una, pues se unió rápidamente a la aventura.

La verdad es que Varsovia, a priori, no presenta ningún atractivo turístico importante, para eso ya están otras ciudades polacas como Cracovia. Tiene sus cosas que ver, claro está, como la mayoría de las ciudades, pero no son de esas cosas que quedarán en tu retina para siempre.

Pese a todo, la ciudad tiene encanto. Por un lado está el casco antiguo, reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial (en todo Varsovia casi no quedó ni un edificio en pie), con esas casa tan coloridas y esas callecitas estrechas que tanto me gustan.

Por otro lado está la ciudad en sí, con ese estilo soviético tan característico. Grandes avenidas con aceras muy anchas que llegan a plazas, que más que plazas, son explanadas. Todo ello franqueado por edificios muy sólidos, adornados únicamente con motivos comunistas como la hoz y el martillo.




Y por último, pero no menos importante, está la gente. Por supuesto Alex y María Jesús, que nos trataron estupendamente (tan bien nos trataron que igual hasta vuelvo a visitarles, jejejejeje), al igual que sus amigos de allí. Pero cuando yo hacía mención a la gente, me refería a la población local, a los polacos. Me llevé la sensación de que era una gente muy abierta y cercana (algo de lo que podían aprender algunos que yo me sé).


Un gran viaje y una gran compañía.

1 comentario:

Lester dijo...

Y lo simpáticos que son nuestros suequitos...