miércoles, 11 de mayo de 2011

Estados Unidos 1 (Chicago)


Supongo que empezar esta entrada con algo que no fuese esta intro sería estar faltando al respecto a un buen puñado de años de nuestra vida. Y es que hay unas cuantas series míticas, de esas series que has visto y vuelto a ver a lo largo de los años, pero ésta, ésta en concreto, se sitúa en Chicago.

Sé que no he terminado la entrada sobre China, ni siquiera me he puesto aún con otras muchas, pero nunca tuve la intención de que este blog fuese lineal, como nunca lo ha sido mi vida. Las cosas van y vienen, ahora le toca el turno a Chicago, mañana... Dios dirá.

Chicago, la ciudad del viento, ¿qué me llevó a Chicago y no a Nueva York? (que suele ser el destino elegido por la mayoría que decide visitar los Estados Unidos). Pues sobre todo la hospitalidad de un compañero. Ese es el principal motivo por el que viajo.

Las ciudades están ahí, con sus edificios y monumentos, pero son sus gentes, las personas que las habitan, las que les dan vida. Y Javier tiene mucha vida, rebosa vida, y lo que es mejor, estaba dispuesto a compartirla conmigo en lo que fue uno de los viajes más intensos que he hecho hasta la fecha. Ahora, a posteriori, me doy cuenta de que no habría sido capaz de hacerlo con casi ninguna otra persona, sólo otro nombre viene a mi mente, alguien que está tan loco como yo.

Sé que divago, pero esa es parte de la gracia que tiene ponerse a escribir, divagar. Podría buscar en la wikipedia, o cualquier otro lugar, cientos de datos sobre la ciudad, cuándo fue fundada y con qué motivo, pero eso mismo también podréis hacerlo vosotros. En mi caso prefiero hablar, contar mis sensaciones y que cada uno saque sus propias conclusiones.

La verdad es que me agrada que mi primera toma de contacto con los Estados Unidos fuese Chicago. Es una ciudad que conoces, que has visto en multitud de películas, pero que no reconoces tan fácilmente. Existe cierta ambivalencia a este respecto, porque por un lado adoro esa sensación de "conocimiento" que te da ir a una ciudad como Londres o París (y que sin duda me habría aportado Nueva York), también me encanta el descubrir un lugar completamente nuevo, andar por sus calles con la mirada de un niño andando por una juguetería. Creo que, en cierto modo, Chicago te da ambas cosas. Todo te suena, pero a la vez, todo, o al menos la mayoría, es nuevo para ti.

Caminando por el "Loop", atravesando sus puentes hasta situarse debajo de alguno de sus impresionantes rascacielos. Caminar por la bahía, la costa, o como lo quieras llamar, porque puede que esté bañada por un lago, pero resulta tan majestuoso como si fuese el mismísimo mar. Ver su característico skyline, con esa magnífica combinación de nuevo y viejo. La alubia, su parque de atracciones.... al final todo son palabras. Las fotos capturan un instante, pero seguirá siendo eso, sólo un instante.

Todos los viajes, éste si cabe mucho más, se componen de miles de instantes, diez mil veces un millar de instantes... y por desgracia, sólo puedo compartir unos pocos, supongo que ni tan siquiera los mejores, bueno, no lo supongo, lo sé, porque eso es algo que siempre me guardo para mí, porque al final mi historia sigue siendo sólo mía.

Porque yo siempre he sido del tipo de gente a la que no le gusta mantener los pies sobre el suelo y que cree que las barreras están ahí sólo para poder saltarlas. Así que nos armamos de infinita energía para recorrer una ciudad que merece ser recorrida, y así vivimos días de luz y días grises, noches asiáticas y noches de Capone.

Y este no fue sino el primer paso, el comienzo del viaje dentro del viaje, donde los kilómetros y el pan de lembas se sucedieron por doquier... pero eso es adelantarse en la historia, y para eso ya habrá tiempo...



















Chicago, un gran lugar y un gran comienzo.

Nothing else matters, (todavía se me ponen los pelos de punta al recordarlo, eres un artista.)


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