Sí, ya ha llovido desde mi viaje a los Estados Unidos, pero como este es
mi blog y hago lo que quiero, pues hoy me ha dado por terminar la
crónica por tierras yankis. Un gran viaje al que todavía le quedaban un
par de entradas para ser terminado, ésta de Las Vegas y una sobre el
Gran Cañón del Colorado que algún día escribiré.
La verdad es que fue toda una locura de viaje, para empezar la planificación fue un desastre, lo sensato habría sido hacer Chicago - San Francisco, luego San Francisco - Las Vegas en coche para por ultimo hacer Las Vegas - Chicago en avión. Pero no, nosotros todo chulos nos sacamos billetes de ida y vuelta a San Francisco, por lo que hicimos un doble "road trip", unas 1200 millas, que si le sumamos las seguro más de 400 que hicimos para ir al Cañón del Colorado hace una cantidad nada desdeñable de kilómetros por carretera, pero sin duda alguna mereció la pena.
Recogimos el coche en San Francisco por la mañana temprano y nos pasamos todo el día en la carretera. Estados Unidos no es un lugar sencillo para conducir, básicamente porque la señalización no está nada clara, para colmo, no teníamos gps, así que nos guiamos con una captura de google maps que llevaba en mi tablet. Francamente fue casi un milagro que llegásemos sin perdernos y fue una auténtica gozada llegar, cuando anochecía, y recorrer Las Vegas boulevard en coche, cual Danny McCoy.
Las Vegas fue un poco lo esperado, tal vez "en persona" resulte todo un poco más falso de como se puede ver en las películas, pero no por ello carece de encanto, sobre todo si se conoce un poco la historia de la ciudad y sus casinos, los lugares míticos que han sido escenario de un sinnúmero de películas, como puede ser el Caesars o el Flamingo. Lo que está claro es que es un lugar que no defrauda, o al menos a mí no lo hizo, merece la pena visitarlo aunque no seas un apasionado del juego como es mi caso (si lo eres... sin duda esta ciudad es lo más próximo a La Meca que tendrás nunca).
Me dejo para otro día la última parte del viaje, el Cañón del Colorado, un lugar que, sin lugar a dudas, hay que visitar.
La verdad es que fue toda una locura de viaje, para empezar la planificación fue un desastre, lo sensato habría sido hacer Chicago - San Francisco, luego San Francisco - Las Vegas en coche para por ultimo hacer Las Vegas - Chicago en avión. Pero no, nosotros todo chulos nos sacamos billetes de ida y vuelta a San Francisco, por lo que hicimos un doble "road trip", unas 1200 millas, que si le sumamos las seguro más de 400 que hicimos para ir al Cañón del Colorado hace una cantidad nada desdeñable de kilómetros por carretera, pero sin duda alguna mereció la pena.
Recogimos el coche en San Francisco por la mañana temprano y nos pasamos todo el día en la carretera. Estados Unidos no es un lugar sencillo para conducir, básicamente porque la señalización no está nada clara, para colmo, no teníamos gps, así que nos guiamos con una captura de google maps que llevaba en mi tablet. Francamente fue casi un milagro que llegásemos sin perdernos y fue una auténtica gozada llegar, cuando anochecía, y recorrer Las Vegas boulevard en coche, cual Danny McCoy.
Las Vegas fue un poco lo esperado, tal vez "en persona" resulte todo un poco más falso de como se puede ver en las películas, pero no por ello carece de encanto, sobre todo si se conoce un poco la historia de la ciudad y sus casinos, los lugares míticos que han sido escenario de un sinnúmero de películas, como puede ser el Caesars o el Flamingo. Lo que está claro es que es un lugar que no defrauda, o al menos a mí no lo hizo, merece la pena visitarlo aunque no seas un apasionado del juego como es mi caso (si lo eres... sin duda esta ciudad es lo más próximo a La Meca que tendrás nunca).
Me dejo para otro día la última parte del viaje, el Cañón del Colorado, un lugar que, sin lugar a dudas, hay que visitar.