jueves, 14 de abril de 2011

Salmón a la pimienta con salsa de queso y manzana asada

Qué importante es un nombre. Hoy en día para que un plato triunfe tiene que tener un nombre rimbombante, "Pollo asado al perfume de cava, Flan de calabaza con espuma de chocolate, etc, etc..."las cosas están así en el mundo de la alta cocina.

En fin, que tras 6 meses por el norte, ya era hora de que cocinase algo de salmón

INGREDIENTES:
- 2 Lomos de salmón.
- 1 Manzana.
- Queso para untar.
- Pimienta.
- Aceite de oliva.

PREPARACIÓN:

- Echar un chorrito de aceite de oliva sobre la bandeja del horno, depositar los lomos de salmón y añadir otro chorrito por encima junto con la pimienta.
- Trocear la manzana del modo que más os guste. Yo lo hice en 4 porciones, pero podría ser a daditos, o en lonchas. Situar a los lados de la bandeja.
- Introducir en el horno previamente precalentado a 200º. Cuando se mete la bandeja bajar la temperatura a 170º.
- Tras unos 15 minutos, dicho tiempo variará en función del grosor de los lomos de salmón, sacar la bandeja y cubrir el salmón con una generosa capa de queso para untar, volver a introducir en el horno 5 minutos más.

VARIANTES:
- Con ese tiempo de horno la manzana no queda completamente asada, es así porque a mí no me gusta demasiado la textura de la manzana asada 100%, de este modo, tiene cierto sabor a asado, pero conserva su textura crujiente. Aquellos que deseen asarla por completo, tendrán que meter la manzana un rato antes.
- En cuanto a la variedad de la manzana va un poco al gusto. A mí no me gustan las manzanas "arenosas", me gustan muy crujientes, por lo que utilicé una que se ajustase a ese perfil. Lo que aporta la manzana a este plato es el toque ácido, por lo que mientras esto se cumpla, cualquier variedad será apta.

Otro plato más para la colección, y mi primera receta de pescado. Como siempre muy fácil de preparar, lo más que tenéis que hacer es pelar la manzana.

Espero que os guste

lunes, 11 de abril de 2011

Son sus costumbres y hay que respetarlas v 3.0 (China 4/6)

Vamos ya con las costumbres de los chinos. Todavía tenía una entrada pendiente sobre ellas, y aquí la tenéis. Se que estabais como locos, casi tanto como los fans de Justin Bieber, pero las cosas buenas, buenas de verdad, se hacen esperar.

Como ya comentaba el bueno de Cifu (de cuyo blog he tomado prestada la foto), lo de los niños en Pekin es algo curiosísimo, un hecho que puede pasar desapercibido si no prestas atención. Los pantalones de los angelotes vienen equipados de serie con una raja/fisura en el culo para facilitar que puedan efectuar sus necesidades en cualquier momento. Sí, lo sé, yo también me quedé con cara de "WTF!!! :roto2:" pero esto es así, real como la vida misma, además, hace que te preguntes... ¿no se les helará el culo a los pobrecillos?

Cuando uno va a una ciudad como Pekin, con 22 millones de habitantes, piensa, o al menos yo lo pensaría, en cómo se tiene que apañar para convivir tanta gente, cómo coexisten tantos chinos en un lugar es todo un misterio, sobre todo porque para ellos conceptos como dejar salir antes de entrar en el metro no existen, allí más bien funciona el "yo entro ahí por mis cojones", toda una lucha de poder que hace que tan solo los más aptos sobrevivan.
Esta lucha se vuelve a ver, acrecentada si cabe, en la circulación. Allí conviven peatones, ciclistas, trastos mitad bici mitad moto, motos, coches y chismes mayores que los coches, ¿cómo lo hacen? pues ni idea, porque cruzar una carretera por un paso de peatones con el semáforo en verde no garantiza que no mueras en el acto, que no te atropelle una bici, o que un coche no te pite hasta la extenuación.

Otro dato importantísimo de la sociedad china es su gusto, o no gusto según se mire, en el vestir. Todo el mundo sabe o ha de saber que yo de ropa no entiendo, francamente me da igual, pero hasta yo sé que no te puedes poner unos pantalones verde fosforito, con una chaqueta rosa chicle y, de postre, un sombrero de oso panda, ¡hasta yo sé eso!.
El gusto de esta gente por los sombreros raros raya lo enfermizo, pero lo peor de todo es que piensan que es algo que queda bien...


Todo el que me conozca mínimamente sabe que yo dormir, lo que se dice dormir, duermo poco, además, para más inri, necesito unas condiciones concretas para que el sueño se produzca, y son: ausencia de luz, vamos que esté todo más oscuro que Kunta Kinte, y silencio. Pues bien, los chinos no, gozan de lo que para mí es un extraño superpoder, ellos pueden dormir en cualquier sitio, no importa la hora, no importa la posición, no importa el lugar, ellos se quedan allí fritos. ¿No me creéis? adivinad dónde fue tomada la instantánea que ilustra esta parte (pista para vagos, "conocida cadena de hamburgueserías americana cuyo logo es una M").

Y por último, pero "no más importante", la curiosidad con la que cierro el apartado de "Son sus costumbres y hay que respetarlas", y que es el sueño de cualquier voyeur, las magníficas vistas con la que gozan todos los baños. No es que lo comprobara en mis propias carnes, puesto que al único baño que entré fue al de Cifu (ahí fue tomada la foto), pero según me contó él, este hecho se da con asiduidad... LOS BAÑOS TIENEN UN MAMPARA QUE DA A LA HABITACIÓN... así que tú te estás duchando cómodamente mientras tu novio, pareja, o con quién quiera que compartas piso, te ve el culo tumbado en la cama.

Aquí se terminan las curiosidades referentes a mi aventura pekinesa, aún tengo pendientes un par de entradas con las que cerraré el que ha sido hasta la fecha el viaje más importante de mi vida. Para despedirme sólo quiero recordaros una frase, que además ilustra esta serie de entradas, "son sus costumbres y hay que respetarlas". Ellos viven así, nos choca, nos divierte porque es distinto, pero no es ni mejor ni peor, sólo distinto.

lunes, 4 de abril de 2011

Quesada pasiega

Hoy vengo con uno de mis dulces preferidos, tal vez puede que sea el que más me guste. Y esto, queridos amigos, es mucho decir, teniendo en cuenta que estáis leyendo el blog de un gordo que disfruta más comiendo que respirando.

INGREDIENTES:
- 1 Vaso de leche.
- 1 Vaso de yogur.
- 1 Vaso de azucar.
- 1 Vaso de harina.
- 2 Huevos.
- 1/3 Tarrina de queso para untar.
- 75 Gramos de mantequilla.
- 1 Cucharadita de levadura.
- Canela en polvo.

PREPARACIÓN:

- Se mezcla todo bien excepto los huevos, que se baten aparte y se agregan al final. La mantequilla se mete unos segundos en el microondas para que se derrita y así facilitar su mezcla con el resto de ingredientes.
- Precalentar el horno a temperatura máxima en posición arriba y abajo.
- Se vierten todos los ingredientes mezclados en la bandeja del horno. Para facilitar el desmoldado conviene untar mantequilla por ésta, pero si tienes una bandeja de teflón (como es mi caso) esto no es necesario.
- Espolvorear la canela al gusto sobre la mezcla de modo que quede una capa homogénea.
- Introducir la bandeja en el horno y reducir la temperatura a uno 180º.
- Cuando la parte superior de la quesada esté doradita es que ya está listo. Para comprobarlo se introduce un palillo, este tiene que salir más o menos limpio. No es necesario que quede limpio del todo puesto que este postre termina de cuajarse cuando se enfría.

VARIANTES:
- En mi investigación acerca de cómo realizar este suculento postre he encontrado múltiples modos de hacerlo. Ésta que yo he presentado está sacado de las recetas del Monasterio de la Santa Cruz en Cantabria, las monjitas no pueden equivocarse.
- La principal variante con respecto a la receta original es la sustitución de los quesitos por queso para untar. Si preferís utilizar quesitos, lo que indican las monjas es que se utilicen 3.
- Las monjas tampoco comentan nada sobre el uso de la canela, esto lo saqué yo de otra receta. Del mismo modo, en otras recetas sugerían añadir canela a la mezcla.
- En otros lugares también he visto que sugieren añadir un chorrito de zumo de limón, así como cáscara de limón rayada. Alguna receta incluye una pizca de sal.
- Por último os dejo una PÁGINA muy interesante que habla sobre conversiones entre pesos y medidas. Pos si no habéis reparado en ello, es la primera vez que hablo de un peso (con la mantequilla). Para mí ha sido fácil, ya que la pieza de mantequilla que yo compro pesa 200 gramos, así que he añadido algo menos de la mitad y listo. Según la página que os sugiero, 75 gramos de mantequilla vienen siendo 5 cucharadas soperas.

Estoy sumamente orgulloso de este postre. Aunque esté mal que yo lo diga hay que reconocer que me ha quedado estupendo, tiene un sabor perfecto, aquel que me viene a la mente cuando recuerdo las quesadas que me he comido por tierras cántabras.

Como podéis ver, y una vez más, es un postre que no tiene ningún misterio. Los ingredientes son muy comunes, estoy seguro de que todos tenéis todo lo necesario en vuestras cocinas, así que no hay excusa para no intentarlo.

Espero vuestras fotos.

sábado, 2 de abril de 2011

Mi primera vez...

... en Ikea.

¿Ya era hora, no?

Y así es señoras y señores, ayer visité por primera vez en la vida un Ikea (aunque bueno, esto no es 100% cierto porque había ido a comer una vez en Madrid). Gerardo, el becario del Gobierno Vasco, quería ir a comprar algunos trastos para su nueva casa, y yo me ofrecí a acompañarle.

Tras una serie de intentos fallidos, ayer por fin conseguimos llegar. Resulta que Ikea ofrece un servicio gratuito de autobuses, pero dichos autobuses sólo funcionan de lunes a viernes, como bien pudimos comprobar tras dos sábados intentando ir.

Lo cierto es que no tenía nada que comprar, pero ya que estaba por allí pues aproveché para comprar algunos chismes para la cocina, como un molde rectangular, unos manteles individuales o un par de platos hondos.

Al final compré cuatro chuminás y me metieron un palo importante, por lo que me fui de allí con un regusto un tanto amargo. Francamente, yo pensaba que aquello sería más barato, sobre todo teniendo en cuenta la de "fans" que tiene Ikea.

Supongo que lo mejor del día fue el kanelbullar por cinco coronitas que nos comimos allí.